miércoles, 24 de octubre de 2012

Y cada vez más lejos estando tan cerca, y cada vez más nada.

El tiempo se nos escapa. Es una realidad. Se nos escurre entre los dedos y se precipita al vacío. El mirar atrás sólo te hará consciente de lo difusos que son ya algunos de los recuerdos. Olvidarás cosas que juraste que recordarías. Recordarás situaciones que jamás tuvieron lugar. Las palabras nunca permanecerán en tu mente de la misma forma que fueron pronunciadas. Te convencerás de un lugar, de un mes, de una persona. Le darás vueltas a la situación, perfeccionándola, para que al final lo único correcto que guardes sea su nombre y silueta. Pasarán los años y lo único que recordarás serán aquellas cosas que has estado repitiendo toda la vida. Jamás recordarás aquella tarde en tu cuarto, solo, intentando estudiar, con la lluvia repiqueteando contra la ventana. Ni esa noche con la única compañía de unos auriculares, un refresco y la pantalla de un ordenador. Esos pequeños detalles que quedan aislados en alguna parte de nuestra mente. Esos días que invertiste en ti mismo. De los que jamás te sentirás culpable porque serán incapaz de manifestarse. Llegará un momento en el que ni siquiera recuerdes estar leyendo esto. En el que pasarán los años y cualquier texto se te presentará como extraño si no llegó a calarte. En el que situaciones que ahora te quitan el sueño, no serán más que anécdotas.


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