domingo, 30 de diciembre de 2012

Mi objetivo es coleccionar años contigo.

No hay nadie que no se muera por oír esas dos palabras susurradas con total sinceridad. Una sola mirada basta para saber que es verdad. Un solo beso encierra todos y cada uno de los sentimientos que vuestros corazones son capaces de palpitar. Pero aunque regalemos ese sentimiento con cada vez más facilidad, aunque pueda acabar siendo un tormento que nos persiga día y noche y que desearías enterrar para dejar de sentir, nadie es capaz de definir el significado de esas dos palabras. Esa sensación abstracta que es capaz de dejar satisfechas nuestras necesidades. Quiere dar a entender que te has hecho un hueco en su corazón. Que quiere que le sigas rondando tanto tiempo como estés dispuesta. Que se preocupa por ti. Que cuenta contigo. Que has llegado más allá en su interior que quizá mucha otra gente. Que vales la pena. Y nunca podrás llegar a saber con total seguridad cómo se siente cuando está contigo. Es ese algo al que no llegan las palabras pronunciadas por otra cosa que no sea la aceleración de tus latidos al son de vuestros besos. Puedes estar completamente segura de todo lo que tu corazón alberga, pero si no coses caricias y abrazos a los segundos, si no consigues que su sonrisa se deba a ti, si no haces que su corazón multiplique su tamaño cuando está contigo, y tus pestañas no coquetean con tus pupilas no dejándolas ver cuando vuestras narices se rozan, no valdrá de nada.

domingo, 16 de diciembre de 2012

Ahora te enseño de dónde vengo y de qué tengo hecho el corazón.

Ella siempre había preferido dormir sola. Poder acaparar por completo el colchón. Enredarse en las sábanas para evitar el frío. Dar vueltas por la cama hasta que el sueño tuviese a bien rondarla. Amanecer sin prisas. Pequeños placeres hasta que él la abrazó por detrás, hundiendo el rostro en su cabello, y sintió su lenta respiración en la nuca a medida que se iba quedando dormido, tan adorable que ella no podía evitar sonreír para sí misma cuando le imaginaba. Un pequeño segundo hizo falta para que ambos se despertaran, para luego abrazarse más fuerte todavía y volver a mecerse en manos de la noche.

Desde entonces, no la importó equivocarse, cometer errores, reír, llorar, caer una y mil veces, siempre y cuando estuviera él para abrazarla por las noches.


martes, 11 de diciembre de 2012

En momentos oscuros, palmadita en la espalda y ya estoy más seguro.

Lo siento, no puedo más. Hoy he llegado a un punto en el que me he dado cuenta de que no avanzo. De que llevo tiempo sin avanzar. Sé que la única culpable soy yo, y asumo todas las consecuencias. Pero ya estoy cansada de estar siempre preocupada por todo, cuidando de los demás, retrocediendo para dar impulso a cualquiera. Seguiré estando ahí, por supuesto, para quien me necesite. Pero no haré más de lo que ellos estén dispuestos a hacer por mí. Necesito cambiar. Sé que no voy a llegar a buen puerto si no. De momento, estoy flotando a la deriva... Y no diviso tierra por ninguna parte. Voy a avanzar y no voy a arrastrar a nadie, simplemente daré la mano a quien esté dispuesto a seguir mi ritmo. He puesto punto y final a mi vida hasta ahora. De aquí en adelante no miraré atrás. Nada es lo suficientemente importante como para hacerme perder el rumbo, pero sí hay personas por las que sería capaz de reducir la velocidad. Ahora y siempre.



lunes, 10 de diciembre de 2012

Morirse un poquito con tanto silencio, cerrar las cortinas, buscar otro aliento.

Llega un momento en la vida en el que se te pasa por la cabeza, aunque sea durante un fugaz segundo, la posibilidad de un futuro alternativo al previsto. Ese momento en el que todo lo que puede ir mal, va mal. Entonces te ves a ti, sola, en un portal desconocido, entre tinieblas, resbalando con la espalda pegada en la pared hasta rozar el suelo. Las manos temblorosas escondiendo un rostro que se ahoga entre lágrimas. Tu garganta emite sonidos que sólo tú has oído en los momentos de mayor desesperación. Tiembla todo tu ser. Todo tu presente. Y, simplemente, te dejas llevar. Ese momento en el que no piensas en nada porque no es necesario. Tu cuerpo conoce toda la información que te ha llevado a agazaparte, a esconderte de la luz del sol. Nada ronda tu mente, pero miles de silenciosos recuerdos asolan tu corazón. Te sientes vacía. Te bloqueas. No conoces ni razón, ni causa, ni remedio. Simplemente rodeas tus piernas con los brazos y las presionas, intentando desaparecer. No quieres ver a nadie. Nada consigue llenar el vacío que dejó él. Palabras de consuelo pasar por tu lado sin ni siquiera rozarte. Te sientes ridícula. Cualquier dolor físico te parece un mero pellizco en comparación con el cansancio mental y emocional que somos capaces de infligirnos a nosotros mismos. Entonces se hace el silencio. Se respira paz. Calma. Te ves desde fuera. Pareces una chica normal. Te faltan horas de sueño, sí. Quizá algo de maquillaje que tape las ojeras. Y una gran manta que tape el corazón, tan deshecho y despedazado que casi es imposible que pueda latir por sí solo.

Entonces parpadeas y te encuentras en el mismo sitio de hace apenas unos segundos. Todo ha sido tan real, tan... horrible. Te giras los grados suficientes para ver su foto y te tranquilizas. Sigue ahí. Contigo. Nada de esto ha pasado realmente. Pero la posibilidad de que pase te hace irremediablemente vulnerable. Sin embargo, ya es demasiado tarde para volver atrás. Y tampoco quieres. No te arrepientes de nada. Todos los momentos vividos, tanto buenos como malos, son vuestros. Y nadie podrá quitaros eso. Habéis compartido una parte de vuestra vida que ninguno recuperaréis, y os habéis calado tan dentro que siempre seréis, de alguna forma, uno parte del otro. Así que simplemente vives. Como hasta ahora. No con la esperanza de evitar de alguna forma una de las posibilidades de un futuro, sino con la certeza de que, pase lo que pase, te seguirás teniendo a ti misma para salir adelante. Siempre.


domingo, 9 de diciembre de 2012

Y aunque todo gire en otra dirección, eres tú quien le da sentido.

He tomado una decisión: voy a aprovechar cada uno de tus latidos. Absorberé cada una de las palabras que me susurres, me tatuaré tu risa en cada recodo de mi piel, y me gravaré a fuego cada una de tus caricias. Y sé que no será suficiente. Porque, si un día decides irte, ningún recuerdo será lo suficientemente nítido o borroso para que duela menos. Para que duelas menos. Sé que en esos momentos necesitaré olvidarte, dejar de recordar cada paso que diste en mi vida, cada sitio donde te asentaste, pero jamás podré olvidar la tranquilidad de tus brazos y la calma de tu respiración, que se acelera cada vez que apoyo mi cabeza en tu pecho. Nada es para siempre, dicen. Ni vas a estar aquí siempre, ni respirarás para el resto de la historia, ni la gente permanecerá a tu lado en todo momento. Es por eso que, aun sabiendo que me vas a doler como jamás nada me ha dolido, quiero grabar cada uno de tus movimientos en mi memoria, para poder recordarlos en mis días de autodestrucción, y aprovechar cada instante que pase contigo, porque en un futuro, me daré cuenta de que estos fueron buenos tiempos. De que era feliz. Y, quizá, de que lo seguimos siendo.
 
 

domingo, 2 de diciembre de 2012

Sólo sé que tengo el tiempo en mis manos si te quedas un ratito conmigo.

Quiero perderme en ti y en cada momento contigo. Quiero que nunca enciendan la luz, que nunca se haga tarde, que no dejes nunca de mirarme, que haya más sábados en la semana, que “nunca dejaré de besarte” sea nunca, que cuando te vayas mi ropa huela a ti, que se alarguen las despedidas, que me susurres te quiero en el momento justo, que yo lo sienta de la misma forma, saber que es verdad. Quiero más días si son contigo.



Y se metió en mi casa un amanecer...

Ese momento en el que eres feliz. Completamente. No te acabas de creer todo por lo que estás pasando. Cada pequeña parte de tu vida se ve de repente eclipsada por esa sensación de infinito placer. Placer por saber que tu corazón se ha agrandado hasta límites insospechados. Porque todo va bien. Perfectamente. Y porque todavía no eres consciente de todo lo que seguirás sintiendo a medida que vaya pasando el tiempo.


Welcome to my life.