lunes, 11 de marzo de 2013

Te dolerá sólo al principio. De cada día.

Sigo sin entender qué lleva a las personas a reventarse el corazón en cientos de pedazos, para posteriormente pisotearlos hasta que no quede nada que volver a construir. Ni el menor resquicio de que hubiese pertenecido a alguien mentalmente sano alguna vez. Quién es capaz de quererse tan poco como para anteponer fantasmas de una realidad a su propia felicidad. Quién se conforma con jugar con los reflejos desteñidos de una sonrisa que solía habitar en su día a día, y que ahora no es más que un mero garabato. Quién se esconde tras sus maltrechas costillas para evitar mostrar en lo que se ha convertido... Ni la sombra de lo que una vez fue. Pero mucho más de lo que acabará siendo llevando este ritmo de vida. Hacer golpearse a la mente contra la realidad una y otra vez hasta romperla y volver a construirla a gusto, añadiendo fragmentos que ni son reales, ni lo serán. Fingida complicidad desborda las palabras de quien sabe que estás en su juego y que eres incapaz de salir. No porque no encuentres la fuerza necesaria, sino porque te has aferrado a las cenizas de una vida sabiendo que hace ya tiempo que el cigarrillo se consumió.



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